El París de principios del siglo XX cobra nueva vida en el museo Hermitage de Ámsterdam, con obras de reputados artistas como Gauguin, Bonnard y Denis y sus contemporáneos. En total, 75 obras maestras postimpresionistas podrán contemplarse en esta filial del conocido museo de San Petersburgo (Rusia).
El nombre de la exposición, «Gauguin, Bonnard y Denis», es algo confuso, toda vez que estos tres artistas no centran la muestra: el núcleo duro es su relación con el grupo Les Nabis.
Este movimiento, que toma su denominación de la palabra hebrea para designar a un profeta, aspiraba a renovar completamente la pintura. Ya no se trataba de capturar la luz natural, como realizaban los impresionistas, sino de subrayar abiertamente los colores, el simbolismo y la fantasía.
En primer lugar, Paul Gauguin fue el inspirador de los Nabis. El Hermitage enseña tres de sus obras, como sus archifamosos «Girasoles» (1901), en los que rompe con la perspectiva tradicional. Pierre Bonnard y Maurice Denis fueron influenciados por Gauguin a pintar de una manera diferente. Y otros artistas como Félix Vallotton o Édouard Vuillard se juntaron a ellos.
Los Nabis cortaron radicalmdente con la perspectiva tradicional. En sus lienzos, la mayor parte de las veces muy coloridos, ya no se mezclaban los colores, y experimentaron con la fotografía para sus paisajes, asuntos religiosos, retratos o escenas cotidianas. Incluso llegaron a coquetear con la pintura decorativa del art nouveau.
Esta colección única refleja el París de 1900. Y junto a las obras de Auguste Rodin o Aristide Maillol aparecen lienzos del movimiento más polifacético de toda la historia. No obstante, el protagonista en la sombra de esta notable exposición no es un pintor, sino el coleccionista ruso Ivan Morozov. El rico empresario textil no sólo compraba los cuadros en la capital francesa, sino que también los encargaba. Después de la Revolución Rusa, su colección pasó a pertenecer al Estado.
Por último, en la muestra sobresale la reconstrucción de la sala de música del coleccionista, decorada con obras como «La historia de Psique», que Morozov encargó a Denis. Bonnard decoró la escalera del palacio que el barón poseía en Moscú con el tríptico «Méditerranée» con cada una de las tres partes colocadas entre enormes columnas.
Foto vía De Collage Design Spirit