Un paseo por las Islas Occidentales

prinseneiland

En Amsterdam, existen numerosos lugares que hay visitar, si bien no siempre se puede acudir a todos ellos. En esta ocasión, vamos a conocer las Islas Occidentales.

En el siglo XVIII, los muelles y los depósitos de las Islas Occidentales (Westelijke Eilanden), al norte del barrio del Jordaan, estaban rebosantes de actividad: Edad Dorada estaba despegando, los neerlandese aún dominaban el mercado marítimo y el dinero corría hasta este viejo puerto como cerveza saliendo de un barril.

Los adinerados hermanos Bicker, ambos alcaldes de esta ciudad holandesa, incluso contribuyeron su Bickerseiland para abastecer a sus barcos.

Pocos turistas llegan hasta este durante su viaje, en parte porque se encuentra oculto a la vista por una línea de ferrocarril, pero es una zona magnífica para explorar, con puentes levadizos y antiguos almacenes de gran belleza en medio de tranquilos museos.

Muchos edificios se han reconvertido en hermosas viviendas y estudios de artistas. Las islas Prinseneiland y Realeneiland (llamada así por el comerciante del siglo XVII Reynier Reael) son las más bonitas.

Además, el estrecho puente que las une, el Drieharingenbrug (Puente de los Tres Arenques), es un pintoresco sustituto del pontón que se deslizaba lateralmente para que pasaran barcos.

Por otro lado, no hay que perderse el puerto deportivo de Zandhoek, una fotogénica franja dentro del agua que en el siglo XVII fue un «mercado de arena» donde los barcos venían a comprarla como lastre. Muchos de los patrones de barco de la VOC vivían aquí, yéndose de juerga y disfrutando de las vistas sobre el IJ entre viaje y viaje.

La calle al sur del Zandhoek es Galgenstraat (calle de Cadalso), que es un día despejado permita ver las ejecuciones de Amsterdam-Noord; en aquella época era un divertimento más.

Por último, los puntos de interés se van diseminando cada vez según uno se va alejando de la ciudad, pero las perlas que hay aquí merecen el viaje: los reconocidos museos del arte, la estilosa arquitectura y la desbordante vegetación son solo el aperitivo.

Foto vía Sobre Amsterdam