En el casco antiguo de Ámsterdam, existen varios lugares que merece mucho la pena visitar y conocer durante un viaje la capital de Los Países Bajos. En esta ocasión, nos vamos a fijar en dos de ellos.
Enfrente del Koninklijk Paleis cruzando la Plaza Dam, se alza el Nationaal Monument, el Monumento de la Liberación Nacional. Se trata de un obelisco de 22 metros en honor de los soldados caídos durante la Segunda Guerra Mundial.
Construido en el año 1956, este obelisco simboliza a la humanidad sufriendo por los desastres de la guerra. Está flanqueado por dos leones heráldicos que representan a Los Países Bajos, en tanto que en su interior se conservan 12 urnas con teirra de las 11 provincias del país y de Indonesia, colonia holandesa hasta 1949.
Además, el perímetro de la plaza Dam se completa con los edificios de almacenes Bijenkorf y el soberbio Hotel Krasnapolsky.
Prosiguiendo hacia el norte, se deja a la derecha el Palacio Real para llegar a Nieuwezijds Vooburgwal, donde se sitúa el Magna Plaza que abre al público en horario comercial: luens de 11.00 a 19.00 horas, de martes a sábado entre las 10.00 y las 19.00 horas, salvo los jueves que abre hasta las 21.00 horas, y domingos de 12.00 a 19.00 horas.
El Magna Plaza es un solemne edificio en estilo de Renacimiento holandés muy criticado en su momento por la exuberante decoración y el trabajo de los detalle que hicieron que sus detractorse lo llamaran «gótico postal».
Fue obra de un arquitecto católico, quien, a pesar de saber que estaba destinado a un uso civil (estafeta de correos) no pudo reprimir el impulso de decorarlo como si se tratase de una iglesia.
Hoy en día, el Magna Plaza es un centro comercial con tiendas de lujo, aunque tras la retirada del continente de las tiendas de discos británicas Virgin ha perdido interés para los más jóvenes.
Foto vía NS Amsterdamse Bos